Vista 1945

Vista 1945
Hotel Boulevard Atlántico. Mar del Sud. Año 1945. Archivo Pablo Grigera

martes, 13 de enero de 2015

Política y Patrimonio.El Hotel Boulevard Atlántico de Mar del Sud, un caso paradigmático. 4ta Parte.


Palabras finales y recomendaciones a futuro.


Seguramente el Hotel Boulevard Atlántico será “refaccionado”. No sabemos si a partir de algún proyecto aún inexistente o se continuarán las obras actuales, carentes de dirección profesional alguna por parte de la gente que las realiza.

Archivo Pablo Grigera. Noviembre de 2014

Quizás para los no entendidos, o que no conocen en profundidad lo acontecido, las actuales tareas representen la esperanza de un futuro mejor, de ver el hotel restaurado y en funcionamiento; los comprendo. Para otros, y en ellos me incluyo, su estado actual esconde el hecho que su condición ruinosa no es sólo producto del paso del tiempo sino también de los increíbles  errores que se han sucedido desde el año 2012 y de los cuales habría responsables directos como ser:
a) el grupo inversor que quiso hacer su negocio a costa del edificio, Patrimonio Municipal de General Alvarado, y poco le importó su propia destrucción.
b) el poseedor del bien que creyó que, dada su edad avanzada, esta era la última oportunidad de ver el edificio en pie, de formar parte del proyecto de rescate del edificio, de recibir dinero a cambio y de poder terminar sus días en el, tal cual era su deseo. Esto lo llevará a ser el responsable material de la demolición del contrafrente del edificio pero también en el principal beneficiario de la venta de sus partes.
c) el municipio, que creyó, ingenuamente o no, en un proyecto sin el más mínimo criterio profesional, sin ningún control sobre el inexistente aval profesional de los involucrados y sin pedir ningún tipo de asesoramiento profesional a organismos o instituciones que hubiesen contribuido con mejores soluciones al problema del hotel. Los continuos errores del mismo no se terminan de comprender y resultan casi infantiles a los ojos de cualquiera que tenga un conocimiento de los procedimientos que implican la realización de obras arquitectónicas y que han sumido al municipio en el descrédito absoluto. El expolio de las partes componentes del hotel y la venta de ellas dentro del ámbito del partido  es un hecho incomprensible que debiera ser penado como así también la nula respuesta a los dictámenes que los organismos de control han determinado.
A veces recuerdo la facilidad de acceso de aquellos jóvenes del ya lejano (¿lejano?) grupo inversor, responsable del desastre de 2012, a las oficinas del Intendente del Partido de General Alvarado y demás funcionarios gubernamentales y queda claro que, para estos últimos, el problema que les genera el Hotel Boulevard Atlántico los ha superado. No han sido capaces ni siquiera de convocar a especialistas u organismos vinculados con la preservación del patrimonio, ya sea públicos o privados, a Universidades [1]u otras casas de estudio y que hubiesen podido aportar sus conocimientos y experiencia para rescatar al gigante de Mar del Sud, manteniendo los criterios que las cartas internacionales que regulan la actividad establecen. El mismo informe de la Defensoría del Pueblo hace mención a esa necesidad que los actuales hacedores, como actuantes en obras patrimoniales, debieran conocer.

Página del Municipio de General Alvarado. 24 de julio de 2012
                             
A mi criterio hay que entender que el que haya obras en el hotel le permite al municipio lavar sus culpas, sus responsabilidades en el desastre del 2012, trasladable también a los otros responsables directos que creyeron la propuesta del grupo inversor y que participaron de las reuniones que estos realizaban  mostrando los avances del proyecto y permaneciendo silenciosos ante el desastre del 2012.
Los argumentos de que la continuidad de las obras son la única oportunidad de llevar el edificio a un estado digno sin sus balcones caídos, ni revoques descascarados, son falaces, ya que esconden la claudicación que las obras pueden ser bien realizadas, con controles profesionales adecuados, con estudios previos que permitan justificar lo que se hace. Este pensamiento, que sostiene la idea que no importa si en vez de once hay diez balaustres, que es lo mismo poner un portón que en nada tiene que ver con el original, o que coloca fechas en su frontis que nunca han estado allí, minimiza la labor de los especialistas en el tema en pos de terminar las obras como sea y al costo que sea, como ser la pérdida invalorable de testimonios y registros de la construcción del hotel, de sus materiales y demás. Lo importante no es cómo se hacen las cosas sino que se hagan.
El creer que la crítica desestabiliza, el pensar que uno critica desde el hecho de criticar hacen pasar a segundo plano los argumentos principales del porqué se critica. Ese es el objeto del gobierno municipal, no debatir, ya que en el debate de las obras en cuestión no podría justificar lo actuado.
El hacer visible un problema que se quiere ocultar molesta a las autoridades, en especial la publicación de noticias referidas a los hechos acontecidos con las obras del hotel.
El dominio de las redes sociales adquiere entonces importancia capital, pero a falta de argumentos profesionales las críticas mutan a descalificaciones y amenazas personales. Quizás lo más sorprendente sea el uso de calificativos como el de “porteño”, en mi caso particular, o “señora de Barrio Norte” en el caso de la presidenta de Amigos de Mar del Sud, y que a modo de agresión reavivan una dicotomía latente entre Buenos Aires y el interior o entre veraneantes y locales y que tristemente aún tiene muchos adeptos. Desgraciadamente la demolición del 2012,  generada a partir del proyecto de puesta en valor, alteró para siempre el patrimonio del hotel. Sólo unos pocos vimos la trampa, padeciendo la indiferencia social y gubernamental ante nuestras denuncias de que el hotel estaba en peligro.
Una de las grandes enseñanzas de esta historia es comprender el comportamiento de la sociedad del lugar ante la irrupción de un proyecto de estas características, ya que con sus anhelos, sueños y esperanzas de un futuro mejor, ilusionó a todo el conjunto social de Mar del Sud.
Quizás haya que aprender a volcar los conocimientos profesionales propios de la especialidad y que son vistos como de gran complejidad, y llevarlos a un lenguaje franco y llano que permita transmitir esos conceptos con claridad y mayor simpleza, pero ¿Cómo convencer también a un pueblo, que a través de los años se ha acostumbrado a convivir  con trozos  del hotel en sus propias viviendas, ya sea una ventana, un postigón, una falleba, ladrillos, una cama  o hasta la barra del bar de su confitería y cuyo hotel desde siempre ha sido  el proveedor de muchos de materiales en la localidad, de la importancia de aprender a valorar su propio patrimonio al que desde hace tiempo se lo considera una ruina?

Celosías y postigos de hotel en viviendas de la localidad. Archivo P. Grigera. 2011

El trabajo es arduo, implica educar, enseñar los valores del hotel, su historia, desconocida inclusive hasta para los propios chicos de la escuela local. Mar del Sud tiene un rico patrimonio cultural extensible a los restos del viejo hotel enterrado al norte del arroyo La Carolina[2],  en los restos de barcos hundidos frente a sus costas y que cada tanto vuelcan su carga en sus playa[3], en la riqueza paleontológica del área, en el cementerio de los niños judíos enterrados a la vera del Arroyo La Tigra[4]  y en el riquísimo legado de las estancias que la circundan.
La experiencia vivida determina que es indispensable que cada municipio tenga una Comisión de Preservación Patrimonial que vele por la protección de los bienes culturales del municipio, integrada por sus autoridades, representantes de organizaciones sociales, colegios profesionales y demás donde puedan ser debatidas y estudiadas  previamente  cualquier  tipo de intervención que se realice en obras de valor patrimonial.
Desgraciadamente muchas veces ocurre que dichas comisiones, que  son conformadas de acuerdo a las ordenanzas sancionadas,  no funcionan como tales ni los municipios recurren a ellas para que se expidan. El caso de Gral Alvarado es un claro ejemplo de ello, ya que pese a ser sancionada su formación su actuación fue efímera, hasta que, sumado el municipio en el mayor descrédito debido a lo sucedido, decidió volver a apostar por su funcionamiento, tal cual le exigió la Defensoría del Pueblo en su dictamen de febrero de 2014, pero sin el menor éxito.
El que los bienes patrimoniales sean privados muchas veces es un impedimento para proteger al bien, ya que los litigios legales son infinitos así como interminables los procesos que los involucran, perdiéndose así tiempo precioso que hace a la salvaguarda del bien. Es por ello que se deben incrementar y favorecer los incentivos que permitan la manutención de los monumentos, desgravar impuestos así como dotar de apoyo profesional y técnico a los propietarios de dichos bienes. El Código de Preservación del Municipio de Gral Alvarado es muy claro al no diferenciar, ante la valoración de un bien patrimonial, su condición de público o privado.
Es imprescindible publicitar lo sucedido. Así como en muchas universidades se enseña en base a la casuística, el conocer este tipo de hechos ayuda a evitar que no  se vuelvan a repetir. Dar a publicitad los hechos permite evitar el manto de impunidad que los culpables de estos hechos tratan de plantear por todos los medios a su alcance. El papel de las redes sociales es primordial y es allí donde se libran muchas batallas y los gobiernos son conscientes de ello y ponen sus recursos allí buscando ganar la pulseada mediática.

Semanario El Argentino Miramar. 30 de diciembre de 2014

Se deben aplicar las leyes existentes que penan a los responsables de dichos hechos. Si bien las penas son de difícil cumplimiento, quizás el sólo hecho de llevarlas a cabo permita entender que los castigos a estos hechos existen, que están perfectamente establecidos y que deben ser aplicados ya sea a propietarios, profesionales y autoridades responsables.
Es hora que los distintos colegios profesionales estudien las distintas incumbencias profesionales necesarias para trabajar en obras de valor patrimonial. Estas deben ser realizadas por especialistas en la materia que cumplan ciertos requisitos que los colegios profesionales deberán establecer. Hay que comprender que las alteraciones de los bienes patrimoniales son irreversibles y es por ello que deben existir, en cada etapa de las obras, controles realizados por especialistas que permitan evitar acciones irresponsables.
En estos últimos tiempos se ha generado en España un debate acerca de quiénes son los encargados de intervenir sobre bienes patrimoniales, discusión que sería bueno que también pudiese ser trasladada a nuestro país. Algunas reglamentaciones españolas  refieren a “personal cualificado” pero no aclarando demasiado sobre el alcance de esta calificación.
La conservadora-restauradora María Prieto Pedregal[5] expresa, al referirse a estos temas, que esto deja la puerta abierta a que se puedan causar graves perjuicios al patrimonio cultural y por lo tanto a la colectividad y agrega que esto pone de relieve la desprotección de los bienes y de los usuarios a quienes puede resultar difícil juzgar la calidad de las prestaciones que deben recibir.
Ya hemos visto, en el caso del Hotel Boulevard Atlántico, la irresponsabilidad de las personas que actuaron dañando esta joya de nuestra arquitectura, por lo que creo es imprescindible establecer incumbencias profesionales que eviten continuar con la destrucción de nuestro propio patrimonio cultural.
Es hora también que las labores de las ONG especializadas en el tema cobren mayor difusión, que su voz sea escuchada así como también la de los organismos públicos especializados en el tema. Debemos tener un rol más activo, que involucre a todos aquellos comprometidos con la defensa del patrimonio. Es fundamental que los cursos referidos al tema de la preservación del patrimonio incluyan la necesidad de formar a los profesionales con herramientas que les permitan tener un discurso accesible ante la población en general y que no vean al especialista como un ser alejado de la realidad o como un “preciosista”.[6]
Finalmente, sería bueno que así como se debieran respetar en toda intervención patrimonial las distintas épocas del monumento, pudiesen quedar como testimonio de la sinrazón los muros derruidos del contrafrente como un mudo testigo de lo que nunca debió ocurrir, hay sobrados ejemplos en nuestro país y en el mundo de magníficas actuaciones profesionales que han logrado rescatar edificios ruinosos consolidándolos y haciéndolos partícipes del patrimonio de municipios, que han tenido el tino e inteligencia de saber qué hacer con su propio pasado.

El caso del Hotel Boulevard Atlántico debe servir de ejemplo, y ya que las penas por estos delitos son de difícil cumplimiento, que estos hechos reflejen lo que nunca debió ocurrir.

Archivo P. Grigera. Enero 2015
                               





[1] En 2008 la Universidad Mayor de San Simón de Cochabamba en conjunto con la Universidad Nacional de Mar del Plata estuvieron trabajando en el Hotel Boulevard Atlántico de Mar del Sud relevando el edificio y realizando tareas vinculadas con el estudio de las características del edificio las cuales fueron presentadas en Miramar en octubre de 2009.
[2] Mar del Sud fue fundado a principios de 1888 al norte del arroyo La Carolina. Lo que hoy conocemos como Mar del Sud incluye la urbanización realizada al sur de dicho arroyo y que conocida como Boulevard Atlántico fue el inicio de la población a partir de la construcción de un hotel, el Hotel Boulevard Atlántico. El proyecto al norte del Arroyo La Carolina también se iniciará a partir de la construcción de un hotel que funcionará una temporada y que caído el proyecto inicial debido a la crisis de 1890, sus restos serán cubiertos por la arena.  En el año 2010 su ubicación fue determinada con exactitud por Laureano Clavero abriéndose perspectivas interesantes para iniciar su prospección arqueológica.
[3] El sector de costa entre Mar del Sud y Centinela del Mar,recibe,desde hace años restos de cerámica correspondientes a la carga de un naufragio. Clavero ha determinado su correspondencia a losa de la firma inglesa Spode, propia del siglo XIX.
[4] Entre enero y abril de 1892 el Hotel Boulevard Atlántico recibió como huéspedes a un grupo de inmigrantes judíos conocidos como los Pampistas por ser el Pampa el barco que los trajo a nuestro país, previo a su destino final en las colonias entrerrianas. A causa de una epidemia de tifus o quizás psitacosis algunos pequeños murieron en Mar del Sud siendo sus restos enterrados al otro lado del Arroyo La Tigra desconociéndose su ubicación exacta.
[5] La Conservación y Restauración de bienes culturales, una profesión en busca de regulación. María José Prieto Pedregal. Conservadora-Restauradora. Revista ph 86, octubre 2014. Debate 3. El futuro de la conservación-restauración de bienes culturales. Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico.
[6] Este término, utilizado hacia mí como una descalificación por entender que las obras encaradas en el hotel carecían de los criterios profesionales necesarios, es el sentir de muchas personas, que ven el accionar profesional del especialista en Preservación del Patrimonio como una actividad quizás demasiado específica y que no justifica  ese “preciosismo” que cualquier profesional debiera pregonar ante un bien de las características del Hotel Boulevard Atlántico de Mar del Sud.

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